Quiso el destino, no sin cierta ironía, que Caravaggio fuera apresado justo en frente de la que se dice, fue su mejor obra y, según se dice, la única que firmó. Al parecer era dado a los malos modales Caravaggio, a las disputas… Dicen que siempre se rodeo de pobres, de mendigos y, cómo no, de prostitutas… Dicen que de ellos aprendió el arte de la pelea y los modales y que tal era su convivencia que muchos de ellos fueron los modelos que inmortalizó en su obra. Ignoro lo que Caravaggio pudo decirle al caballero por el que fue apresado, pero puedo imaginar que allí, frente a su cuadro, frente a su gran obra maestra, pudo leer su nombre, Michelangelo. Su nombre que brota de la sangre que a su vez brota de forma injusta del cuello del profeta. Su nombre… inmortalizado… Me pregunto si Caravaggio pensaría en ese momento en la palabra justicia, o si le vendrían a la mente otras palabras menos amables, palabras como despotismo… me pregunto si el artista sintió su arte como una de las más crueles profecías… Caravaggio logró huir pero pocos años más tarde perdió la cabeza. En sus últimos momentos lo apresaron confundiéndolo con otro y el barco con todo cuanto poseía zarpó… Murió como aquellos a los que amó en vida… Sin nada… En la Catedral de San Juan en la Valeta puede verse La decapitación de San Juan Bautista y justo en frente un San Jerónimo, escribiendo, semidesnudo… Pienso en las decapitaciones y en los caballeros, en Caravaggio y en las profecías..